Fuente: CNNExpansión
El estado de salud de un directivo empresarial puede definir el rumbo del negocio en segundos. Si una situación grave no se comunica a tiempo a empleados e inversionistas creará un ambiente de incertidumbre y rumores que podría dañar el futuro de la organización.
“Comunicar el estado de salud de los fundadores o directores del negocio no es una obligación legal de las empresas, pero sí una obligación moral”, dijo el consultor del Parque Empresarial del Tecnológico de Monterrey Campus Santa Fe, Ignacio González.
Contar con un plan de sucesión previamente establecido y trabajado durante años le permitiría al empresario y a su equipo tomar decisiones inmediatas sobre el negocio.
En el caso contrario, “en cuanto se sepa el estado de salud del empresario debe convocarse a una asamblea extraordinaria donde participen los principales directores e inversionistas del negocio”, recomendó González.
El siguiente paso es hablar con los empleados para evitar rumores o chismes. Así lo hizo el presidente y CEO del banco estadounidense JPMorgan Chase, Jamie Dimon, para comunciar su diagnóstico de cáncer de garganta que padece.
Aunque el cáncer no amenaza su vida, el tratamiento que necesita le impedirá realizar algunas actividades relacionadas con la empresa.
“Estas decisiones pueden hacer que los inversionistas cambien de opinión en segundos”, dijo el catedrático de la Universidad Ibero, Abraham Vergara.
El mejor momento para anunciar un hecho de esta magnitud es después de anunciar cifras positivas del crecimiento de la empresa. Así los inversionistas aún estarán eufóricos por las buenas noticias y mantendrán su confianza en la empresa, agregó.
“La volatilidad en los mercados no es porque no haya dinero, sino por la confianza que pierden los inversionistas”, dijo.
Los expertos sugieren que se estipule en un pan de sucesión desde un principio quién tomará la batuta del negocio y se prepare al sucesor y a sus asesores.
“Un seguro de vida que cubra a las personas claves del negocio, sólo pagará los daños económicos que su muerte ocasione, pero no recuperará la experiencia ni el conocimiento que enriqueció a la organización”, dijo Vergara, de ahí la importancia de preparar al sucesor.
Si bien los reportes sobre la salud de los empresarios no son obligatorios, dijo Ignacio González, “los inversionistas sí deberían exigírselos a los directores y fundadores de las compañías”.
En Estados Unidos, si bien las empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Nueva York deben revelar información importante bajo la ley, la salud de un ejecutivo no cae en esa categoría, según un informe de la consultora Nash Portland.